El bosque de Oma, también conocido como el bosque pintado de Oma, “Baso Margotua” en euskera, es uno de esos lugares en los que la cultura y la naturaleza se fusionan gracias a las obras de arte que encontramos en su interior. Tomando los arboles como lienzo y el paisaje como elemento invitado, las pinturas de Oma han traspasado fronteras hasta el punto de convertirse en uno de los grandes atractivos de Bizkaia. Un espacio, que complementa a la perfección otras experiencias como la visita a San Juan de Gaztelugatxe o el avistamiento de cetáceos, ambas tan recomendables como interesantes. El Bosque de Oma, es el resultado del trabajo que el artista Agustín Ibarrola realizo durante 1982 en uno de los bosques del barrio de Oma, en Kortezubi. De ahí su nombre. Un entramado cultural, que nos regala una gran galería de arte al aire libre que cuenta con una extensión de algo más de 4 hectáreas. Un lugar lleno de colores y formas único en el mundo. Los arboles pintados de Oma, aparecen a nuestro paso según recorremos las más de 47 obras de arte que lo componen.
Debemos mencionar, que estas obras de arte están formadas por la visual que nos ofrece ver varios árboles pintados desde un punto de vista en concreto. Son conjuntos artísticos que se reflejan mediante el colectivo, no el individuo.

Bosque de Oma, un paseo lleno de color
La entrada a este bosque místico, es, como en el resto de bosques de nuestro entorno, libre, gratuita. Un hecho, que siempre ayuda a la hora de marcar el Bosque Pintado de Oma como uno de los lugares que ver en Euskadi. Os recomendamos adentraros en este bonito espacio natural y perderos, siempre con cabeza, entre los colores y formas que albergan los pinos de este peculiar museo al aire libre. Siempre es divertido y educativo jugar con los diferentes puntos de vista hasta hacer encajar los troncos de los arboles como si de un puzle se tratase, probad, ¡os enganchara!
Explorar el mundo, creando nuevos recuerdos que alimentan tu alma. De eso trata la vida.
Best of Basque Country
Los árboles de Oma, cobran vida a través de los ojos y sombras que en ellos se encuentran dibujados, un espacio lleno de fantasía y magia que nos ofrece un espectacular plan de familia en plena naturaleza. Una ruta, que nos sirve como excusa para hacer algo de ejercicio a la vez que conocemos sitios y nos divertimos. ¿No suena mal verdad?
Bosque de Oma, un paseo lleno de color
La entrada a este bosque místico, es, como en el resto de bosques de nuestro entorno, libre, gratuita. Un hecho, que siempre ayuda a la hora de marcar el Bosque Pintado de Oma como uno de los lugares que ver en Euskadi. Os recomendamos adentraros en este bonito espacio natural y perderos, siempre con cabeza, entre los colores y formas que albergan los pinos de este peculiar museo al aire libre. Siempre es divertido y educativo jugar con los diferentes puntos de vista hasta hacer encajar los troncos de los arboles como si de un puzle se tratase, probad, ¡os enganchara!